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dilluns, 25 de juny del 2012

La sociedad actual y la zona de confort


Saludos a tod@s mis seguidores!


Hoy tengo pensado compartir mis reflexiones acerca de la exigencia del contexto actual en que nos ha tocado vivir en relación a nuestra zona de confort. La zona de confort es un estado vital en el que el que todas las acciones que realizamos tienen grandes posibilidades de éxito sin exigir casi nada de esfuerzo. Ésta es la receta para que el aprendizaje sea casi cero. Prolongar indefinidamente vivir en este estado puede frenar nuestro crecimiento personal, llevando nuestro cerebro a la atrofia y volviendonos adversos a cualquier tipo de cambio.
La propia evolución de la sociedad ha hecho que las personas que ansían vivir indefinidamente en este estado estén en riesgo de verse excluídas por no subirse al tren de cambios que vivimos. Me explico:



Retrocedamos 1.000 años y vayamos a nuestros antepasados de la Edad Media. Seremos unos campesinos con buenas tierras y un prestigio en las granjas vecinas. Sabemos cuidar el campo, los animales, rendimos cuentas a un señor que nos protege y comerciamos los excedentes por ropa, zapatos, aceite y sal. El abuelo de nuestro abuelo vivía en una granja y el nieto de nuestro nieto probablemente lo haría también. 





Avancemos hasta los años 60. Ahora somos de la clase obrera. Trabajamos en una fábrica téxtil en el que sólamente aspiramos a ser de utilidad a nuestro patrón y poder dar estudios a nuestros hijos, de los cuáles ya queremos dar un futuro muy distinto al que nos ha tocado vivir con nuestra pareja (ya existe una percepción de cambio aunque sea de generación en generación).


Volvamos a la actualidad. ¿Qué tenemos hoy en día? Nuestros antepasados habían aprendido mediante una educación transmitida por el entorno donde vivían y se habían enfrentado como mucho a una decena de grandes cambios en la vida. Adaptándose a una  cierta monotonía en su vida tenían grandes posibilidades de sobrevivir exitosamente pero, ¿Qué nos toca vivir a nosotros?¿Podemos aspirar a encontrar nuestra zona de confort y vivir indefinidamente en ella, o debemos de prepararnos para el cambio? ¿Podemos escoger qué cambios queremos vivir?
Actualmente el cambio forma parte intrínseca de nuestra vida, y el adáptate o perece de Darwin se manifiesta de manera cruenta en las personas reticentes al cambio.
Pero, ¿qué podemos hacer?

  • Primero de todo, aceptar esto como un hecho. No podemos ver en el cambio un enemigo sino una fuente de oportunidades. Si mi jefe me da unas asignaciones nuevas, no pienso en los inconvenientes si no en lo mucho que voy a aprender. Si no tengo trabajo, lo veo como una oportunidad para plantearme en qué me quiero convertir y aprovechar posibles oportunidades para formarme.
  • Nunca debemos de resignarnos, en cada cambio hay una oportunidad de poder aprender algo nuevo.
  • Debemos de convertirnos en nuestro propio motor de cambio. Podemos forzar las situaciones. Podemos ser nosotros quienes provoquen los cambios en nuestra vida. ¿Puedo pedir nuevas responsabilidades para demostrar mi valía antes de que me las asignen? ¿He sondeado el mercado de ofertas formativas que más se adecuan a mis ambiciones para cuando encuentre trabajo?
  • Me debo de comprometer con los resultados. Yo soy el único responsable de todo lo que sucede en mi vida. No se valen excusas. Es que yo sabía hacerlo. Es que esta tarea nueva no es como yo la tenía dominada... Eliminemos el 'es que' de nuestra vida.
  • Todas las personas se encuentran en situaciones parecidas. Debemos de intentar aprovechar al máximo la experiencia de otras personas que han vivido situaciones similares. En inglés networking.¿Pregunta, solicita, escucha y aprende!
  • Y sobretodo, debemos de visualizar en positivo. ¿Qué voy a poder aprender gracias al nuevo cambio? ¿Qué voy a poder demostrar? Nada es demasiado difícil para alguien si tiene la actitud adecuada y sabe encontrar los maestros adecuados.
Y sobretodo y a modo de cierre de mi artículo, dejadme parafrasear a un mito de mi querida Catalunya que nos ha dejado hace poco. Emili Teixidor nos recordó una y otra vez:


Salud y creced!

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