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dimecres, 2 de maig del 2012

Adiestrando a nuestros hijos en inteligencia emocional

Saludos a tod@s mis seguidores!

Después de un tiempo más largo del que debería haber sido, vuelvo a la carga con un artículo enfocado plenamente a la formación en inteligencia emocional de los más pequeños.

El término inteligencia emocional tiene como padre al prestigioso psicólogo estadounidense Daniel Goleman, y hace referencia a la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos. 

El único objetivo de trabajar en la inteligencia emocional es el de equilibrar nuestro mundo racional con los sentimientos y emociones. Mientras la razón domina la mayor parte del tiempo en nuestro día a día, son los sentimientos los que dotan de infinitos matices el gobierno de esta. Conciliar estos dos mundos no es tarea sencilla y su éxito asegura la felicidad. Existen para mí 6 virtudes de la inteligencia emocional, 6 hélices de un mismo avión que garantizan el camino hacia la victoria:



Para cada una de ellas propongo  ejercicios sencillos que utilizados en las situaciones adecuadas servirán para entrenar la inteligencia emocional en los más pequeños:

Podría definirse como la capacidad para poder dirigir la propia conducta en el sentido deseado. Es una virtud de la inteligencia emocional relacionada con prácticamente cualquier cualidad humana. El niño de cero a seis años, no tiene desarrollado el autocontrol de su conducta, pues en los primeros años actúa por impulso y deseos inmediatos, le cuesta trabajo inhibir su conducta y ante un “no lo hagas”, se mostrará desinteresado o negativista, hasta el punto de que muchos adultos piensan que se trata de una respuesta de desobediencia intencionada. Pero esto no es así, es solo producto de que su desarrollo aún no le permite el control voluntario de su conducta.


El autocontrol puede trabajarse en todas las actividades que realiza el niño tanto en la escuela como en el hogar, y cualquier oportunidad es buena para hacerlo. Ejercicios básicos para un niño pueden ser el hacer una cola en una tienda o aprender a no interrumpir.


La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar del otro, de entender sus emociones, su forma de actuar. Comprender, aunque no compartamos o aprobemos, las conductas y estilos de pensamiento de los compañeros. Como en todos los ámbitos de la educación infantil, el niño aprende por imitación del entorno que le rodea, así que podremos fomentar unas pautas básicas que aumenten el grado empático de nuestro hijo. Comentarle en todo momento que entendemos cómo se siente y que incluso podemos y queremos compartir sus sentimientos es un paso muy importante a tener en cuenta. Así como ayudarle a que tome conciencia de las repercusiones que tienen sus actos o a intentar comprender cómo se sienten sus amigos.


Escuchar es como respirar, un proceso inconsciente y espontáneo. La diferencia es que al escuchar tenemos que prestar atención si queremos conseguir el efecto de la escucha activa y entender el contenido. Evidentemente, los niños tienen dificultad para mantener la atención y en consecuencia escuchan mal, por eso tienen dificultades para resolver los conflictos. La música les ayuda a mantener la atención y escuchar mejor guardando el contenido. Un par de ejercicios sencillos con canciones sería el de escuchar una canción, pararla de golpe y que el niño tenga que repetir la última palabra, o bien intentar relatar de qué va una canción una vez terminada.

La colaboración es la principal aliada del trabajo en equipo, cualidad fundamental para poder trabajar en la mayoría de empresas hoy en día. No se me ocurre alternativa más saludable que hacer que nuestros hijos hagan deportes de equipo (tanto en actividades organizadas como participando los propios padres). De esta manera se comprenderá de bien pequeño lo que es luchar por una meta común formando un equipo, se mejorará la salud y de paso se podrá aprender a gestionar éxito y fracaso.





El conflicto es una realidad cotidiana en la vida de las personas. En casa, en el trabajo y en la vida de relación, las necesidades y los valores de los individuos chocan constantemente unos contra otros. Algunos conflictos son pequeños, y, relativamente, fáciles de superar, pero otros son mayores, y requieren determinadas estrategias para su solución satisfactoria, pues de lo contrario crean continuas tensiones y enemistades personales. Ante cualquier conflicto deberemos de enseñar a nuestro hijo las pautas básicas para su resolución que son:


  • Identificar el Problema
  • Atacar el problema y no a la persona
  • Escuchar  sin interrumpir
  • Preocuparse por los sentimientos de los demás
  • Ser responsables de que decimos y hacemos
  • Encontrar la solución


Para mi esta es la virtud que va más íntimamente relacionada con el crecimiento personal. Por una parte está muy ligada al proceso de aprendizaje, ofreciendo a nuestros hijos la facilidad de poder aprender y que tomen consciencia de su proceso. Por otra se centra en ayudar a que descubra sus emociones, qué es lo que le gusta y cómo transmitirlo a su entorno.
           
Creo sinceramente que la formación en inteligencia emocional debería incorporarse como materia docente en la escuela infantil y enseñarse en cada uno de los hogares. Si conseguimos enseñar estas virtudes a los más pequeños sembraremos una vida adulta con mejores habilidades interpersonales, capacidad de trabajar en equipo y conocimiento y dominio personal.

Salud y creced!

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